05 abril 2015

Cualquier semejanza de la "maquina del fango" con la corporacion mediatica ? Es solo eso, una semejanza. Numero cero, la nueva novela de Umberto Eco

La nueva novela de Umberto Eco critica al periodismo contemporáneo (ver) "Número cero" pinta a un editor que monta un periódico que no saldrá, pero cuya presencia le sirve al magnate para intimidar y chantajear a sus adversarios. Dice Eco: "Al escribir el libro pensaba en ese periodismo que existió siempre y que en Italia recibió recientemente el nombre de "máquina del fango".
-¿En qué consiste? 
-En que para deslegitimar al adversario no hace falta que lo acuses de matar a su abuela o de que es un pedófilo: es suficiente con difundir sospecha sobre sus actitudes cotidianas. En la novela, aparece un magistrado [que existió en realidad] al que no se descalifica directamente, se dice sólo que es estrafalario, que usa medias de colores. Un hecho verdadero, consecuencia de la máquina del fango.
-En su novela, un editor concibe un periódico que no va a salir, para dar miedo. ¿Es una metáfora de lo que sucede? -Y no sólo. Profundizo en la técnica del dossier. El chantaje consiste en anunciar una documentación, un informe. La carpeta puede estar vacía, pero la amenaza de que existe basta: cada uno tiene un cadáver en el armario o a lo mejor ha tenido una multa por exceso de velocidad hace treinta años.
La amenaza de la existencia de un dossier es fundamental. Filósofos ilustres como Simmel y otros han dicho que el secreto más poderoso es el secreto vacío. Además, es una técnica infantil: el niño dice [burlándose]: "¡Yo sé una cosa que vos no sabés!". Y eso es una amenaza. Muchos de los secretos están vacíos y por eso son mucho más poderosos. Luego vas a ver los verdaderos informes y sólo son recortes de prensa. Se venden a un gobierno y a los servicios secretos o a la policía, llenos de cosas que sabíamos todos, menos los servicios secretos.
Número cero es ficción, pero todo se puede verificar en la realidad?
 -Es el periodismo real del que hablo. Los periódicos especializados en la máquina del fango existen. No todos usan esta máquina, pero existen los que sí, y por una modesta suma de dinero podría dar los nombres.
 -¿Y cómo se sale del fango?
 -Dando noticias acreditadas. Además, ¿qué es la máquina del fango? Normalmente se utiliza para deslegitimar al adversario y desprestigiarlo sobre cuestiones privadas. En la época áurea, si no te gustaba un presidente de los Estados Unidos, ya fuera Lincoln o Kennedy, lo matabas; era por así decirlo un procedimiento honesto, como se hace en la guerra. En cambio, con Nixon y con Clinton se produjo una deslegitimación basada en cuestiones privadas. Uno incitaba a robar papeles, el otro hacía cosas con una chica en su estudio. Ésta es la máquina del fango. Aquel juez de Rímini de mi libro (que existió realmente, en otra ciudad) llevaba medias estrafalarias, fumaba demasiado. En realidad, había dictado una sentencia que no le había gustado a Berlusconi. Y lo que hizo la maquinaria del ex primer ministro fue buscar su desprestigio a través de episodios menores. Podés deslegitimar a Netanyahu por lo que hace con Palestina. Pero si lo acusás, pongo por caso, de pedófilo, entonces ya no estarás funcionando con hechos, sino que estás poniendo en marcha la máquina del fango.
-Frente a la máquina del fango?
 -Las pruebas, las noticias contrastadas. Al fin y al cabo, en Italia, Berlusconi fue puesto contra las cuerdas contando lo que hacía por la noche en su casa. Se podían decir de él cosas mucho más graves, sobre sus conflictos de intereses, por ejemplo. Pero eso dejaba al público indiferente. Y en cuanto se probó que estaba con una menor de edad, entonces se lo puso en dificultades. Como ves, ¡hasta defiendo a Berlusconi! Él ha sido vencido a partir de revelaciones sobre su vida privada.
 -¿Concibe que un día no haya periódicos?
 -Es un riesgo muy grave porque, después de todo lo que he dicho de malo sobre el periodismo, la existencia de la prensa es todavía una garantía de democracia, de libertad, porque la pluralidad de los diarios ejerce una función de control. Pero, para no morir, el periódico tiene que saber cambiar y adaptarse. No puede limitarse a hablar del mundo. Ya lo he dicho: tiene que opinar mucho más del mundo virtual. Un periódico que sepa analizar y criticar lo que aparece en Internet tendría una función. En cambio, el diario funciona todavía como si la Red no existiera. ¡Es como si no se ocuparan nunca de su mayor adversario!
 -¿Es su adversario?
 Sí. Porque lo puede matar..