Los jueces, fiscales, empresarios y ministros que llegaron a Bariloche en un jet privado, para seguir hasta la mansión del magnate británico Joe Lewis en Lago Escondido, se autodenominan Los Huemules. El huemul es el ciervo patagónico, en peligro de extinción. En realidad pertenecen a otra especie, la de los siervos del poder económico, al que favorecen con sus fallos. Y esto no es una metáfora:
Carlos Mahiques declaró prescripta la causa contra Lewis por la compra ilegal de más de 10.000 hectáreas en Lago Escondido.
Su hijo Juan Bautista Mahiques permitió que se grabaran las conversaciones de los presos políticos, como el vicepresidente de Electroingeniería, Gerardo Ferreyra, con cuyos negocios deseaba quedarse el alter ego presidencial Nicky Caputo.
Julián Ercolini sobreseyó a Magnetto, la viuda de Noble y Bartolomé Mitre en la causa por el pase de manos de las acciones de Papel Prensa. En cambio, detuvo a Cristóbal López y Fabián de Sousa cuando se negaron a poner sus medios al servicio de la demolición mediática de Cristina que les solicitó Macrì. Procesó en tres causas a CFK, entre ellas Vialidad y Hotesur.
Pablo Yadarola procesó a Julio De Vido en la causa por la valija con dinero que en 2007 trajo en un vuelo desde Venezuela el ciudadano estadounidense Guido Antonini Wilson.
Pablo Gabriel Cayssials anuló la adecuación obligatoria del Grupo Clarín a la ley audiovisual.